De lo que hablo

Hola, bienvenido a mi blog, espero que despues de leer lo que he escrito te sientas inspirado y sepas que no eres el único que pasas por momentos buenos y malos. Esa es la vida. Escribe lo que sientas sea genial o pésimo siempre ayudara a dejar un poco mas liviana tu alma
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lunes, 14 de junio de 2010

Ella


La mujer caminaba con ligereza, tratando de apoyar lo menos posible sus pies sobre el pasto pero sus pasos se escuchaban. Sostenía en su mano un papel, con la dirección correcta anotada.
Se sentía relativamente tranquila, había llegado con puntualidad tal vez demasiada; la escena recordaba a aquellos parajes donde los amantes se escondían para disfrutar de su compañía y vivían momentos inolvidables uno junto al otro y con mayor excitación porque temían ser atrapados. Sin embargo ella estaba sola, aún, la grama se extendía con un verdor efervescente sobre el terreno como una alfombra viviente, húmeda y callada. Los árboles altos, imponentes un testimonio vivo de la belleza natural, en su época más hermosa, con flores rosadas de diferentes tonalidades. La reducida pradera no pertenecía a un parque, simplemente había sido incorporada a la ciudad como parte de los beneficios de vivir en el centro, dos bancos delicadamente pintados de gris contrastaban con el colorido de los árboles, mas internamente se hallaba una pequeña laguna que podría bien, parecer artificial, sus aguas era casi completamente cristalina, solo que a su alrededor en los bordes había acumulaciones de lodo y algunas hojas caídas flotaban con naturalidad sobre ésta. Más no había animales de ningún tipo. Un lugar feliz, y a la vez melancólico. La mujer contempló el paisaje con mirada imperturbable y se dirigió con torpeza hacía el banco más cercano de la entrada y se sentó bruscamente, dejando caer su peso sobre éste. Cruzó las piernas y movió impacientemente su pie en espera de ella. Podía imaginarla llegar, pero apartó esos pensamiento de su mente con rapidez. Bajó los parpados y trató de imaginar cosas agradables... un baño de burbujas, saborear un dulce de fresa, disfrutar del sol de la bahía sobre su piel. Todo lo que había hecho antes de su llegada. Sintió su presencia, aun con los ojos cerrados, podía oler su aroma, su peso junto al de ella sentada en el banco en que se encontraba.
Lentamente levantó los párpados y se encontró con su mirada inquisitiva y altiva
-Sue...- dijo la mujer como reconocimiento a su nueva acompañante.
-Leyla- contestó la otra asintiendo con rigidez. Sus verdes ojos lucían una intensidad irrevocable, como incitando a realizar algo realmente incoherente. Leyla se agitó ligeramente con sus pensamientos dispersándose, y trató de iniciar la conversación de nuevo a pesar de que podían decirse prácticamente observándose.
-Has venido- comentó distraídamente. Sue no contestó nada hasta que Leyla frunció el ceño con irritación al ser la única que hablaba
-Si- musitó seriamente- He venido porque, a pesar de lo que me has hecho he decidido que soy mejor persona que tú y por eso no tengo derecho a abandonarte, igual que tu a mí. Leyla bajó la mirada avergonzada y tomó delicadamente la mano de Sue, quien había suavizado su expresión ante el contacto.
- Lo siento tanto...-comenzó la mujer- Es solo que... no sé porque lo hice, simplemente pensé que era lo mejor para ambas vivir separadas, sin vernos sin interferir en la vida de la otra, pero... obviamente me equivoqué porque no puedo prescindir de tu amistad, de tu presencia, de ti. Ya no puedo más, y no sé porque estás aquí cuando yo... no lo merezco- las palabras se había comenzado a atropellar pero Sue había entendido todo, gracias a horas de dedicarse a memorizar la forma de hablar de Leyla. Leyla había tratado de contener las lágrimas que, ahora, caían libremente sobre sus mejillas e iniciando nuevo sollozos se arrojó al regazo de Sue sin ser capaz de dirigirle una palabra más. Ésta la rodeo con los brazos al tiempo que susurraba >>Ya estoy aquí<< ó >>Te perdono<< >>No te dejaré<<. Finalmente la desaliñada mujer se calmó y se atrevió a ver a Sue que también tenía los ojos empañados con lágrimas no derramadas. Su dulzura desbordaba del cuerpo y podía encender el corazón de Leyla, que martilleaba su pecho fuertemente. Se separó levemente de la otra y la volvió a ver esta vez con más detenimiento. Su rubio cabello caía en cortos rizos por encima de los hombros, su nariz perfilada y pequeña hacia destacar sus hermosos ojos, su boca delineada torcida de en una mueca de compasión, su blusa azul claro de botones a presión destacaba sus atributos, su ceñida falda dejaba al descubierto unas piernas perfectamente moldeadas y sus pies con unos delicadas balerinas. Leyla reparó entonces en su aspecto. Esa mañana había decidido colocarse lo primero que había encontrado en el closet, pero eso no importaba en ese momento- pensó- >>Todo lo que importa es que ella está aquí<<. -Dejaste pasar bastante tiempo, para buscarme- confesó dolida Sue- No pensé que podría resistir estar sin ti, tanto...- dijo mientras el dolor impregnaba su voz- Y ese tanto, era casi, más de lo que podía soportar ¡Es que no lo entiendes!- continuó de pronto- Somos dos mitades, de.. Algo, de nosotras. -Si, así es- coincidió la otra mujer con firmeza, su dolor había despertado en ella sentimientos de protección y por sobre todo, el sentimiento de que no había solo ella la que había pasado por tan difícil trance. -Cuéntame... como fue- pidió Sue entre susurros. La mente de Layla se envolvió en un torbellino de recuerdos que la dejaron sin aliento, imágenes inconexas, terriblemente hermosas y terriblemente tristes que se mezclaban, hizo una mueca y Sue lo notó. - ¿Por qué no comienzas desde el principio?- insistió tratando de reprimir la exasperación y curiosidad ante el silencio de la muchacha. Layla clavó los ojos en la hermosa muchacha y consiguió fuerzas para comenzar a contarle lo sucedido -Luego de que...- y se interrumpió bruscamente sin saber exactamente como expresar esa sensación. -Me fuera- concluyó Sue -Luego de que te fueras- retomó entonces Layla- Las cosas sucedieron de forma hilarante, mis padres iniciaron mi búsqueda algunas 3 horas después supongo, yo me había escondido en la parte baja del parque Richway, junto al río, y por unos momentos pensé haberte visto...- La mujer dejó incompleta la frase dejando que la misma se convirtiera en pregunta. Pero Sue se limitó a permanecer callada. -Cuando la policía me encontró comenzaron a hacerme preguntas, porqué estaba allí, si me había secuestrado, si alguien me había obligado a ir, si había sido sugestionada, si estaba herida. Cuando regresé a la casa, podía sentir tu partida en el aire, una opresión que se descargaba sobre mí, mis padres estaban realmente preocupados... Pensaron que debía ir a un psicólogo para superar tu huida- la muchacha parecía relatar la historia para sí misma, con la mirada perdida- Pero yo les aseguré que podía hacerlo, que no necesitaba a ningún loquero- soltó una breve risotada y Sue la miró reprobatoriamente. >> Estaba tan perdida, pero poco a poco, incluso para mí fue pasando el tiempo y pude adaptarme a que estaría sola, y no regresarías. Tu también tuviste la culpa- le dijo Layla a Sue con rencor- Porque tú me querías obligar a hacer eso, a pesar de que te dije que no quería... tú me ¡obligaste!, y las consecuencias fueron muy malas<<>>Debo decirle<<-- pensó- >>Debo hablarle<< -¡PERO NO ASÍ!- gritó entre sollozos- ¡NO DE ESA FORMA! PUDIMOS HABERLA HUMILLADO, HABERLE HECHO UNA BROMA INOCENTE- inspiró profundamente y continuó tratando de controlar los temblores de su voz- No así... Ella, la mujer quien tanto criticaba Sue estaba deslumbrante ese día... Yo... estaba de estupendamente hermosa ese día, al borde de... Los recuerdos la invadieron de nuevo, y un jadeo salvaje se escapó de sus labios, al tiempo que se inclinaba en el extremo opuesto del banco, y trataba de contener el ataque de pánico que se le veía venir. Sue la miró con frialdad y continuó hablando para hacer más profunda aquella herida. -¿Quieres que te recuerde como se dio la tragedia exactamente?- preguntó con malicia, mientras soltaba una seca carcajada. -No- susurró Layla, y se colocó ambas manos en los oídos, tratando de no escuchar, pero las palabras continuaban llegando. -Bueno, si insistes...- y Sue se rió de nuevo, de su propio chiste- Finalmente, habíamos logrado mejorar la patética reputación de niña problema, y niña fenómeno que con tanto orgullo nos había labrado tu queridísima amiga Madeleine en la Universidad. Fuimos invitada aquella fiesta, sencillamente... magnífica. Todo estaba planeado a la perfección, la música, la comida, los tíos... TODO- Mientras Sue continuaba con su ahora, monólogo, Layla no podía evitar imaginarse aquella fiesta, con la música estridente latiendo al ritmo de su pecho, los cuerpos moviéndose sincronizadamente, la adrenalina, el furor, la excitación que reinaba en el lugar era palpable. -Pues si... Tu y yo, ambas perdimos partes de nuestra pureza ese día, y que forma de perderla...- dijo mientras le dirigía una pícara mirada a su acompañante- Y entonces, aún con ese ímpetu corriendo por nuestra venas, la vimos. Lucía como una verdadera modelo de Vogue, con aquella ceñida falda, la pequeña camiseta que destacaba su plano abdomen, su rizado cabello cayendo en cascada hasta su espalda, detenida al borde de la escalera con aquella mirada alucinada y presionando su oído contra aquel caro y bonito celular, absorta... Layla no necesitó que Sue continuara la historia, esta se reproducía con total claridad en su mente. Efectivamente, la sensual chica se encontraba al borde de la escalera, ambas la vieron al mismo tiempo y cruzaron miradas con encendida complicidad. Layla solo había pensado en darle un pequeño susto, y humillarla aunque fuera solo delante de ella, pero... Sue tenía otros planes. >> La música continuaba en un volumen tan alto que era imposible, que Jessica pudiera escucharlas llegar, se encontraba de espalda a ellas , y comenzó la discusión:
-Solo empújala- dijo Sue animosamente- Verás como todos los problemas sociales se acabarán. Layla la había escrutado con la mirada sorprendida por la propuesta y había negado lentamente con la cabeza. Jessica reía estrepitosamente, mientras hablaba por el celular de algún chiste privado.
-Solo hazlo- insistía Sue- Vamos, ¿es que no quieres humillarla?
-Le podríamos causar daño de verdad- afirmó Layla. Sue le gruñó y empujó a Layla, quien a su vez al encontrarse a solo unos palmos de la chica en cuestión, le tropezó y esta última rodó escaleras abajo, mientras su cráneo paraba gran parte de la caída. Pareció eterno el momento mientras esta rodaba y Sue reía copiosamente. Cuando finalmente se detuvo un charco de sangre comenzaba a extenderse alarmantemente sobre el pulido mármol.
-Huye- ordenó Sue. Layla sin pensarlo dos veces, echó a correr dejando atrás la descomunal fiesta<< -¡Nooo!- dijo Layla lanzando un grito desgarrador. Sue se había detenido, pero Layla continuaba sufriendo. -Para Layla, ya no está sucediendo, estamos juntas ¿recuerdas?- le consolaba mientras trataba de abrazarla. -Lo peor... es que. Cuando la policía me encontró escondiéndome, pensaron que yo... había sufrido una crisis nerviosa por el accidente de ella... Y la verdadera razón es que yo causé el accidente y pensé, que me culparían y me encarcelarían- Poco a poco Layla se fue recuperando y otros sentimientos predominaron en ella- Pero no es mi culpa, es ¡tuya! , yo no la empujé a propósito, tú me empujaste y yo la tropecé. -No no fue así, tú lo querías tanto como yo- dijo Sue con tranquilidad. -No es cierto... Tú me obligaste a hacerlo, porque... porque...- tartamudeó la morena. -No lo entiendes ¿cierto? Aun no lo captas... si que eres lenta Layla. Tu yo somos parte de un todo, de ti. Juntas lo hicimos. Tú lo hiciste -No es verdad y no quiero seguirte escuchando- dijo, se levantó bruscamente y echó a andar sintiendo como Sue la seguía. Pasó junto al lago y vislumbró su reflejo, solo el suyo. Continuó caminando, rápidamente, dejando atrás el hermoso y pequeño parque en donde solo había esta ella conversando con ella.

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